Para concluir mis reflexiones, me gustaría hablar de lo que yo considero la más importante de ellas, la importancia de observar.
Yo siempre he sido una persona muy curiosa, desde que era un niño, pero lo que yo hasta septiembre no sabía era que no me paraba a observar demasiado las cosas, si había una pieza arquitectónica que me gustara, no dudaba en informarme sobre ella, y si podía, ir a visitarla, como fue el caso del Parador de Muxía, (contado en una reflexión anterior), pero una vez lo veía, no me paraba a analizarlo, me quedaba en lo meramente superficial, sin bucear en los detalles.
El primer día, nuestro profesor, Pasquale, nos dijo que le encantaría que al terminar de cursar esta asignatura aprendiéramos a hacernos preguntas y a pararnos a analizar los componentes de cada una de las cosas que veíamos, en mi caso, lo ha conseguido, noto que mi forma de percibir la arquitectura ha cambiado mucho a lo largo de estos 4 meses, he aprendido a lo que desde mi punto de vista es lo más importante para un estudiante de primer año, a profundizar en la materia.
Como dijo Carl Friedrich Gauss: “Los encantos de esta ciencia sublime, sólo se le revelan a aquellos que tienen el valor de profundizar en ella».